En enero celebramos la semana del abrazo en LBH Colombia. Un ejercicio lúdico orientado a fortalecer los lazos despegándonos de nuestras individualidades sin prejuicios. Los abrazos nos vuelven parte de algo o de alguien, fortalecen el sentido de pertenencia y nos recuerdan sobre todo que no estamos solos.
El día del abrazo tiene historia. Se celebra desde 1986 después que un sicólogo de la universidad de Michigan descubriera que dar abrazos liberaba a las personas de estrés. Luego poco a poco fue ganando aceptación a nivel mundial.
Otros beneficios del dar y recibir abrazos es que aporta a la seguridad individual y por lo tanto aumenta la autoestima. “alguien me quiere” o “a alguien le importo” es lo que el cuerpo capta cuando recibe un abrazo.
En LBH Colombia no nos conformamos con un día del abrazo. Lo celebramos toda la semana del 22 al 29 de enero. Hay una responsabilidad de construir y fortalecer los equipos de trabajo y es por ello que decidimos celebrarlo en grande durante cada día de la semana. Un buen motivo para ejercer una pausa activa que se enfoca más en nuestras emociones y sentidos, y que nos ayuda a mantenernos equilibrados.
Así todas las mañanas durante esos cinco días, en cada oficina nuestros funcionarios se saludaron con efusivos abrazos. Para mí fue una grata sorpresa, pues casualmente estaba por esos días de visita en nuestra oficina de Santa Marta, y si observé que todos me abrazaron calurosamente. Mis dudas y suspicacia cedieron a las risas cuando me informaron de lo que se trataba.
La retroalimentación fue bastante positiva: el sentimiento general es que el ejercicio achicó distancias, derrumbó barreras y quebró rutinas. Algunos testimonios al respecto a continuación. Karla Mosquera de Buenaventura dijo “sentí más animados (a mis compañeros) al dar afecto”. María Paula de Logística dice que “me sentí más conectada con mis compañeros”. A Jesús Tinoco, de operaciones zona 1, este ejercicio lo “ayudó a salir de la monotonía”; Hannia Salas asistente en Cartagena asegura que “este tipo de actividades nos permiten interactuar con personas con las que no tenemos contacto habitual”. Para Katherin Nuñez también en Cartagena “fue una buena oportunidad para conectar con el equipo y me sentí feliz” (llevaba solo unas semanas en la empresa); Tatiana Valencia, asistente de operaciones área 2, observó que “en la oficina todos somos unidos pero los abrazos no son parte de la rutina entonces nos divertimos bastante”; para Johnny Hernández, de operaciones zona 1 “estas actividades nos recuerdan que siempre tenemos personas con quien contar”; Mónica Pacheco de Contabilidad dijo que “fue muy bonito y me sentí muy feliz”. Y Ricardo Rivadeneira de operaciones zona 3 dijo sobre la actividad que “espero que se repita”.
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